El
príncipe Alexander Thorne tuvo que replantearse su vida cuando rescató a
una atractiva pelirroja y se rindió a la pasión que surgió entre ellos
de inmediato. Todo parecía indicar que la bella Sophie Dunhill daría a
luz a su heredero, por lo que Alexander estaba obligado a mantenerla muy
cerca de él. Sophie apreciaba mucho su libertad, y no tenía la menor
intención de quedarse en aquel pequeño país por mucho tiempo. Los besos
apasionados y las noches ardientes no eran suficiente para ella. ¿Podría
con su amor hacer que un hombre obsesionado con la obligación se dejara
llevar por la pasión?
Había prometido no volver a dejar que una mujer mandara en su corazón.
Había prometido no volver a dejar que una mujer mandara en su corazón.
Publicar un comentario