Cuando
le encomendaron descubrir la verdad sobre Holly Llewellyn, David
Goddard, agente de los servicios secretos, no preveía tomarse un interés
tan personal en el caso; sobre todo, teniendo en cuenta que quizás
tuviera que acusarla de espionaje. Lo cierto era que Holly parecía la
típica mujer con la que soñaría cualquier hombre, pero, ¿no serían esos
ojos azules, ese pelo rubio y esa sonrisa inocente la tapadera perfecta
para una espía peligrosa? Hasta que no estuviera seguro de su verdadera
identidad, David tampoco podría revelar la suya... y también tendría que
ocultar el terrible deseo que sentía por ella.
Pero después de un solo beso supo que nada podría impedirle que amara a la mujer que le habían ordenado derrotar.
Pero después de un solo beso supo que nada podría impedirle que amara a la mujer que le habían ordenado derrotar.
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